La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cree en la santidad de la vida humana, por lo cual se opone a la eutanasia. La eutanasia se define como dar muerte intencionalmente a una persona que sufre una dolencia o enfermedad incurable. Tal acto deliberado pone fin a la vida de la persona inmediatamente, por ejemplo mediante el denominado suicidio asistido. La terminación de la vida de este modo constituye una violación de los mandamientos de Dios.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no considera que el hecho de permitir que un paciente muera por causas naturales al retirarle los medios artificiales para mantenerle la vida, como en el caso de las enfermedades terminales, se corresponda con la definición de la eutanasia. Cuando la muerte a causa de tal enfermedad o de un accidente llega a ser inevitable, el hecho debería considerarse una bendición y una parte de la existencia eterna que tiene su propósito. Los miembros no deben sentirse obligados a prolongar la vida mortal por medios que no sean razonables. Los más indicados para ejercer este juicio son los miembros de la familia, después de recibir asesoría médica sabia y competente y de buscar la guía divina mediante el ayuno y la oración.