La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días proporciona un extenso programa para sus jóvenes por medio de las organizaciones de los Hombres Jóvenes y las Mujeres Jóvenes. Los jóvenes de 12 a 17 años asisten a las clases de la Escuela Dominical para recibir instrucción religiosa y se reúnen varias veces al mes para tener actividades sociales que incluyen proyectos de servicio, actividades deportivas, campamentos y bailes. Asimismo, los hombres y las mujeres jóvenes ocupan cargos de liderazgo dentro de la organización, con los cuales adquieres aptitudes de liderazgo tales como la fijación de metas, la planificación de actividades de grupo y la resolución de problemas.
Los varones dignos son ordenados al oficio de diácono en el Sacerdocio Aarónico a la edad de 12 años. Avanzan al oficio de maestro a los 14 años y al oficio de presbítero a los 16. Una de las responsabilidades principales de los líderes en el programa de los Hombres Jóvenes es preparar a los jóvenes para aceptar responsabilidades del sacerdocio además de edificar en ellos un testimonio de Jesucristo y de Su evangelio.
Las responsabilidades de los hombres jóvenes que tienen oficios en el sacerdocio contemplan la preparación y repartición de la Santa Cena (comunión) a los miembros durante los servicios de adoración dominicales, visitar y enseñar a los miembros en su hogar y recolectar contribuciones para los pobres.
A través de un programa de logros llamado “Mi Deber a Dios”, la organización de los Hombres Jóvenes también prepara a los jóvenes para sus futuras obligaciones con su familia, en su vida personal y en la comunidad. Adicionalmente, la Iglesia apoya y auspicia el Escultismo para los jóvenes en los Estados Unidos y Canadá.
El propósito del programa de las Mujeres Jóvenes es ayudar a las adolescentes a edificar su testimonio de Jesucristo y aprender habilidades que las preparen para sus futuras funciones como mujeres en la Iglesia y como miembros que aportan a la sociedad.
Las líderes de las Mujeres Jóvenes planean clases dominicales en las que enseñan a las jóvenes los principios del Evangelio y la forma de aplicarlos a su diario vivir.
Las jóvenes participan en un programa de logros llamado “El Progreso Personal”, en el que fijan metas en ocho aspectos o valores: fe, naturaleza divina, valor individual, conocimiento, elección y responsabilidad, buenas obras, integridad y virtud. Las jóvenes también aprenden valiosas habilidades y logran reconocimientos por medio del programa de campamento de las Mujeres Jóvenes.