José Smith fue el fundador y primer Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Él y cinco compañeros organizaron de manera oficial la Iglesia, en Fayette, Nueva York, el 6 de abril de 1830. Él presidió la Iglesia hasta el 27 de junio de 1844, cuando fue martirizado. Bajo su liderazgo, el número de miembros creció de seis a más de 26.000.
A mediados del siglo XIX, Josiah Quincy, alcalde de Boston, publicista y escritor nacionalmente reconocido, escribió: “En algún momento en el futuro, tal vez se formule la pregunta ¿Qué gran norteamericano ha hecho más para moldear la mente y el destino de sus conciudadanos que cualquier otro hombre sobre este continente? Por muy absurdo que les parezca a algunos, no es improbable que la respuesta a esta pregunta será: ¡José Smith, el profeta mormón!”
José Smith nació el 23 de diciembre de 1805 en Sharon, Vermont, Estados Unidos, sus padres fueron Joseph y Lucy Mack Smith. Nacido en una familia granjera pobre, fue el quinto hijo de once, de los cuales nueve vivieron más allá de la niñez. Debido a que su familia no podía darse el lujo de recibir educación pública, José recibió solo tres años de educación escolar formal. Junto con sus hermanos y hermanas, recibió educación principalmente en casa, de la Biblia familiar.
El amigo de José, Parley Pratt, lo describió como de más de 1,80 metros de estatura, “de buena constitución, fuerte y activo; de tez clara, cabello claro, de ojos azules y muy poca barba”. Con una tendencia “naturalmente alegre”, José disfrutaba jugar con los niños o juegos como “lucha” y “tiro del palo” en concursos de fuerza. Un Santo de los Últimos Días que visitó a José en Kirtland, Ohio, escribió: “Su apariencia no era exactamente la que yo esperaba de un profeta de Dios. No obstante… me pareció un hombre amigable, alegre y agradable. No podía evitar que me cayera bien”.
Cuando tenía siete años, José contrajo fiebre tifoidea, durante una epidemia local. Aunque se recuperó en dos semanas, contrajo una dolorosa infección en el hueso de la pierna. Cuando fracasaron los intentos de eliminar la infección, el doctor insistió en que se le amputara la pierna. La madre de José convenció al doctor para que lo operara una vez más, así que el doctor le extirpó la parte del hueso infectado sin anestesia ni instalaciones quirúrgicas adecuadas. José, quien se negó a que lo ataran a la cama o a tomar alcohol para atenuar el dolor, aguantó la operación en los brazos de sus padre. Aunque caminó con muletas durante tres años y sufrió una leve cojera el resto de su vida, José fue sanado.
José Smith se casó con Emma Hale el 18 de enero de 1827. Durante sus 17 años de casados, tuvieron 11 hijos, de los cuales dos fueron adoptados. Los primeros tres hijos de José y Emma fallecieron a las pocas horas de nacer. En 1831, adoptaron mellizos, de los cuales uno, un varón, murió antes de cumplir un año. En los siguientes 12 años, Emma tuvo seis hijos varones más, de los cuales cuatro vivieron más allá de la infancia. El menor nació cinco meses después de la muerte de José.
Confundido con el tema de la religión, en una época de resurgimiento en el estado de Nueva York, donde él vivía en 1820, José, con catorce años, leyó un pasaje del Nuevo Testamento y fue al bosque a orar. José registró que Dios y Jesucristo se le aparecieron. “Vi una columna de luz, más brillante que el sol”, escribió, “directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí”. En esa luz, vio a dos personajes, uno de los cuales llamó a José por su nombre, señaló al otro, y dijo: “Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!”. Los miembros de la Iglesia se refieren a esta experiencia como la “Primera Visión”. Ésta cambió a José Smith para siempre y se ha convertido en una doctrina central de la creencia de los Santos de los Últimos Días. Con ella se inició la obra de la restauración de La Iglesia de Jesucristo en la tierra.
A José Smith quizás se le conozca más por haber traducido El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo Los miembros de la Iglesia creen que José fue dirigido a un cerro cerca de Palmyra, Nueva York, donde recibió un registro antiguo de manos de un ángel conocido como Moroni. El registro, grabado en planchas de oro, contenía el relato de un pueblo que vivió en el continente americano durante la época de Cristo. José tradujo las planchas en aproximadamente tres meses, y El Libro de Mormón fue publicado por vez primera en Nueva York en 1830 por E. B. Grandin.
Aunque nació granjero, José trabajo como editor, empresario y hombre de negocios. Durante los años que dirigió la naciente Iglesia, José organizó un programa misional internacional y fundó lo que en la actualidad es una de las organizaciones de mujeres más grandes del mundo. Supervisó la edificación de tres ciudades y dirigió la construcción de dos templos, todo ello mientras padecía intensa persecución por parte de los populachos locales, que con el tiempo expulsaron a los miembros de la Iglesia de las tres ciudades que José asentó.
Debido a que a los santos se les había negado los derechos civiles y religiosos, como ciudadanos de los Estados Unidos, pese a las numerosas y repetidas apelaciones al gobierno federal, los líderes de la Iglesia anunciaron en enero de 1844 la candidatura de José Smith a Presidente de los Estados Unidos. En mayo, José había sido oficialmente nominado por una convención de Nauvoo, Illinois. Su plataforma política incluía la intervención gubernamental a favor de los derechos religiosos y civiles cuando existiera persecución. Irónicamente, José y su hermano fueron asesinados por un populacho en junio de ese mismo año, cortando así las posibilidades de José de ocupar un cargo político.
José y su hermano mayor, Hyrum, fueron muertos a balazos el 27 de junio de 1844 por un populacho de 150 a 200 hombres. Se les había recluido en una cárcel de Illinois bajo cargos falsos de disturbio y traición, después de que ellos se entregaran voluntariamente ante la ley. José tenía 38 años y Hyrum, 44. El 28 de junio, los cuerpos de José y Hyrum fueron preparados y puestos a la vista de las aproximadamente 10.000 personas que asistieron al funeral, y al día siguiente fueron sepultados secretamente a fin de evitar más ataques o profanaciones por parte de los populachos.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en la actualidad cuenta con más de 14 millones de miembros. Los Santos de los Últimos Días guardan profundo respeto a José Smith como profeta, de la misma forma en que reverencian a profetas bíblicos como Moisés e Isaías.