Las bendiciones patriarcales se otorgan a los miembros dignos de la Iglesia y éstas contienen consejos personales de Dios. Estas bendiciones tienen el propósito de ser un mapa para que las personas se guíen por el camino de la vida. No hay una edad establecida para recibir la bendición patriarcal, pero los receptores deben tener la edad y la madurez suficiente para entender la trascendencia de la misma.
El que da la bendición patriarcal es el patriarca, un hombre llamado por los líderes de la Iglesia para dar tales bendiciones. El patriarca coloca las manos sobre la cabeza del receptor y emite las palabras que recibe mediante revelación divina. Las palabras de la bendición se transcriben para que quien la reciba pueda tener una bendición por escrito para estudiarla a lo largo de su vida. La Iglesia también conserva una copia de la bendición en caso de que ésta se extravíe.