La vida y el ministerio de Jesús ejemplifican los dos grandes mandamientos: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente" y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22:37, 39).
Para ayudar a los Santos de los Últimos Días a responder al mandato divino de cuidar y servir a los demás, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días enseña un enfoque personalizado para cuidar de las necesidades temporales y espirituales de los miembros. Se centra en la flexibilidad de las necesidades y circunstancias de las personas en todo el mundo, junto con entrevistas trimestrales cara a cara entre el liderazgo y los miembros, acerca de las necesidades personales y familiares.
La ministración es supervisada conjuntamente por las presidencias del Cuórum de Élderes de la congregación local (hombres adultos) y la Sociedad de Socorro (mujeres adultas). A cada familia en una congregación se les asignan hermanos ministradores para que cuiden de la familia o las personas que viven allí. Cada hermana adulta de la Sociedad de Socorro de la Iglesia tiene hermanas que ministran para cuidarlas. Las mujeres jóvenes de entre 14 y 18 años ayudan a las mujeres mayores en estos esfuerzos de ministrar, tal como lo hacen los hombres jóvenes de la misma edad con los hombres mayores.
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